EL TORNILLO SIEMPRE GIRA A LA DERECHA
Pero para aflojar o cambiar el rumbo gira a la izquierda
Escribo desde el Perú superpolarizado de la segunda vuelta electoral
Cualquier regla sin correspondencia provoca cuestionamiento o rebelión, y una oferta electoral de gobierno, un modelo económico, una ley e incluso una Constitución no explicados en una realidad donde hay bandos que solo ven una sola dirección, giro o un mundo establecido por sus intereses y sus relaciones de grupo, genera enfrentamientos.
Existen relaciones en todo, nada de lo que vemos y conocemos está ajeno a ello, resulta entonces correcto señalar que cuando aprendemos a compararnos, el fin de una mente ambiciosa (que debería ser el único lugar donde debería aplaudirse la ambición, es decir la mente) es buscar esas relaciones.
“Soy zurdo”, esta simple afirmación siempre me obliga (mucho más en el Perú electoral de izquierdas y derechas enfrentadas en una batalla campal) a una “aclaración” ante preguntas directas o miradas inquisidoras: ¿zurdo de pensamiento, o de mano para escribir y pie para patear la pelota? “Zurdo de condición o fenotipo minoritario de la especie humana” respondo con cara de interrogante, tratando de expresar: ¿hay otra forma de ser o entender a un zurdo?
Al igual que el color negro para señalar lo malo, el mal, lo infernal y su opuesto el blanco para todo lo bueno, el bien, lo celestial (claro, en el mundo arbitrario y occidental), siempre me llamó la atención la misma situación que pasa con la izquierda o “siniestra” relacionada con el camino equivocado, la ruta hacia la destrucción; mientras que la derecha o “diestra” conduce al bien, al bienestar.
Resultado de ello existen numerosos enunciados que aluden a ello, como, por ejemplo, David Konzevik cuando dijo: “En una economía globalizada, el poder es como un violín, se toma con la izquierda, pero se toca con la derecha”, Eduardo Galeano popularizaría la frase por su práctica relación con el advenimiento populista.
Pero esta relación y sentido de la izquierda y derecha, no es ajena a lo simple y cotidiano, por ejemplo, los tornillos que buscan fijar algo, unir, dar propósito y ejecución a su natural finalidad, siempre se aprietan a la derecha, en cambio un giro a la izquierda para ellos conlleva aflojarles y con ello perder su sencilla y a la vez compleja naturaleza.
A propósito, encuentro en las redes sociales una frase convertida en meme con fines claramente electorales a favor de uno de los bandos en contienda:
“Si quieres construir algo sólido, estable, fuerte y con futuro, gíralo a la derecha y apriétalo fuerte. Si quieres desarmar algo para que ya no sirva para nada, gíralo a la izquierda. Funciona así en la carpintería, en la arquitectura, en la mecánica y en la vida”
Desde el otro extremo:
“Si no sabes en qué dirección se afloja o aprieta un tornillo, recuerda: la derecha oprime, la izquierda libera” dice una frase en internet atribuida a Karl Marx.
Antes de hablar sobre el tornillo, una necesaria aclaración: nunca confundir el tornillo con un clavo, que entra a presión, por lo tanto, es absolutamente otra cosa.
Al tornillo, formado para girar a la derecha, habrá que prepararle para la izquierda, quizá tenga miedo el tornillo, se formó siempre para ir hacia la derecha y cambiarle el sentido le hace pensar que sería inútil. Sin embargo, si en la tabla el tornillo aprieta sin medida ni control acabará por partirla, por más amplia que esta sea.
Apretar significa sufrir y presionar, en este sentido conforme el tornillo va penetrando mediante giro a la derecha causa escozor, malestar y también afectación a la madera a la cual se fija.
Por más que se quiera construir, al igual que el crecimiento ambas cosas cuestan y duelen. Esa es la historia del mundo y de cada uno de los países. “El progreso” conlleva aceptar que no todos caben en él. Cuando se vio que ello no era justo se cambió (se tuvo que girar en sentido contrario al tornillo para aflojar o cambiar) la definición de justicia, pasamos de dar a cada quien lo que le corresponde, a dar a cada quien lo que le toca según su esfuerzo.
Dice otra frase conocida: “siempre los vacíos se llenan y los vacíos ideológicos no son la excepción”. En esta segunda vuelta electoral de opciones o bandos de derecha e izquierda, con alusiones a significados o sentidos hacia el bien, el mal, el buen camino o la ruta a la destrucción, no hay que perder la perspectiva porque luego del 6 de junio cuando sepamos que opción ganó, el tornillo seguirá siendo tornillo y así se fije girando a la derecha como siempre, o en sentido contrario hasta zafarlo, el objetivo debería ser el bien común.