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LA CIENCIA SE EQUIVOCA ¿Y QUÉ?

A un año de pandemia y al cierre de una campaña electoral

Publicado: 2021-04-08

Apenas iniciada la pandemia hace poco más de un año, al unísono expresamos #SinCienciaNoHayFuturo, en el caso del Perú, los políticos no dudaron al iniciar sus campañas electorales en repetirlo como un mantra, sin embargo, conforme fue avanzando la pandemia, primero con el tema del uso de mascarillas (unos científicos dijeron que no otros que sí), luego las medidas de confinamiento y restricciones de actividades socioeconómicas (aún sigue la discusión de cuarentena sí, cuarentena no), pasando por el tema de la tan esperada vacuna, los cuestionamientos iniciales del ¿por qué se demora?, pasaron al ¿por qué tan rápido? Es decir, la ciencia pasó de ser reconocida a ser cuestionada, incluso a no gozar de confianza de la opinión pública y de los propios políticos que antes la respaldaban o mejor dicho se “colgaron” de ella. ¿ES UN PROBLEMA QUE LA CIENCIA SE EQUIVOQUE, QUE NO OFREZCA CERTEZAS Y SOLUCIONES RÁPIDAS? ¿O SOMOS NOSOTROS LOS DEL PROBLEMA, QUE NO ENTENDEMOS REALMENTE EN QUÉ CONSISTE LA CIENCIA?

Tan importante como destinar más presupuesto en ciencia para más laboratorios, mejores sueldos para los científicos, becas para jóvenes investigadores, inversión en tecnología y otras muchas cosas más, es igual de importante invertir dinero en fomentar la cultura y educación sobre cómo funciona la ciencia. Es por eso que resulta clave que la gente en general, los medios de comunicación y sobre todo los políticos y gobernantes comprendan cómo funciona la ciencia.

La ciencia es error que lleva a la verdad

Desatada e imparable la pandemia y conforme la ciencia empezó a hacer su trabajo también se publicaba que “los datos están mal”, “ni los científicos saben qué hacer, dicen una cosa y luego otra”, “nos están engañando con los datos”. Hasta llegar ahora a afirmaciones: “los científicos nos engañan”, incluso al extremo de insultos y descalificaciones (agravadas por escándalos en torno a vacunaciones de privilegiados y dudas sobre los ensayos clínicos).

Con respecto a la ciencia (dejando por un momento lo fundamental que es cuidar la salud de la población) esta pandemia nos deja una enseñanza que es esencial: cuidar y promover la cultura y la formación del pensamiento científico a nivel ciudadano y público, empezando por entender cómo funciona el método científico. Más del 50% del tiempo de un buen investigador se emplea en ver dónde hay una equivocación. El método científico se basa en un espíritu crítico y escéptico, pero constructivo y razonado, y la certeza de que lo más probable que puede ocurrir al tomar datos, analizarlos, interpretarlos y exponerlos en público es la equivocación. Y es que por más ciencia y científicos que haya (sobre todo en un país como el Perú, donde es un bien escaso) es común que la ciencia tenga más dudas que certezas. Si a esto sumamos el hecho de que en este año de pandemia la comunidad científica ha investigado a contrarreloj, con lo cual sus hallazgos se han presentado a toda prisa, y se han tratado de responder a cuestiones que no estaban para nada claras, ¿las consecuencias? De la pandemia al pandemonio.

Si errar es humano, los científicos también

Si en la vida (y por supuesto que en la ciencia también) lo más fácil es meter la pata, gran parte del trabajo de los científicos es idear comprobaciones, test y experimentos que normalmente representa tomar nuevos datos (además de tiempo y dinero), para detectar los muchos fallos que se hayan cometido. Y cuando ya no se puedan hacer más test y la interpretación de los datos haya sobrevivido a todas las comprobaciones, recién los científicos pueden decir que quizás han encontrado un resultado real. Y es solo un quizás porque seguramente científicos más expertos o con mayor conocimiento que los que hicieron una investigación y más datos que puedan aparecer y salir a luz, probarán que parte o toda la investigación se equivocó o en todo caso no abarca toda la verdad.

Si los políticos se equivocan no solo en hacer afirmaciones, sobre todo en tomar decisiones de gobierno o al hacer leyes; si los periodistas se equivocan al difundir noticias falsas que incluso llegan a ser virales, si nosotros nos equivocamos (incluso cometemos el mismo error más de una vez) ¿por qué no los científicos?

La ciencia avanza con el error, solo el error conduce al conocimiento. Pero a diferencia de los políticos y de la prensa que responde a intereses particulares, los datos de los científicos no suelen estar mal, ni muchos menos tienen una intención de engañar, lo que sucede es que siempre son limitados y, por tanto, parciales y sesgados, y con la discusión crítica, objetiva y veraz de las bondades, defectos y limitaciones de las teorías interpretativas, la ciencia avanza en la comprensión de los problemas.

En una situación de pandemia como la que estamos viviendo las imprecisiones, la falta de certezas y sobre todo los errores pueden resultar terribles, insoportables y hasta el detonante para cuestionar disciplinas científicas como la medicina. Pero si la ciencia se enfrenta a lo desconocido, como es el caso del COVID – 19, nunca visto, a partir de lo que se sabe (que resulta absolutamente poco e insuficiente) ERRAR ES LO NORMAL, más si viene acompañado de una comunicación precipitada por la urgencia de tener respuestas en medio de la incertidumbre y la búsqueda de respuestas que hace eco de pseudo ciencias e información científica poco sólida. LAS PRISAS NO SON BUENAS, NI PARA PRODUCIR NI PARA PUBLICAR SOBRE CIENCIA.

Dentro de todo lo malo de la incertidumbre y los errores de nuestro conocimiento que esta pandemia ha puesto en evidencia, lo bueno es que hoy más que nunca es necesario reconocer la importancia del sentido crítico, especialmente cuando hablamos de ciencia. Un estudio por sí solo no puede representar la verdad o “sentar cátedra”, el conocimiento sólido es el resultado de un proceso largo de “destilado” de muchos trabajos de investigación y sus respectivas revisiones. La ciencia entendida como conocimiento tiene una gama de grises, que están para ser explicados.

Y es que se cree o se tienen percepciones erróneas como por ejemplo que la astrofísica siendo una ciencia tan compleja, es un conocimiento preciso, contundente, prácticamente infalible, nada más alejado de la realidad. La astrofísica es una de las ciencias que más falla, porque básicamente está estudiando la totalidad del universo y hay mucho espacio y tiempo (de hecho, todo el espacio-tiempo) para explorar y equivocarse. Afortunadamente para la astrofísica y sus científicos, sus errores no conllevan a desgracias (como sí en la medicina con la pandemia, donde la incertidumbre, el error para tomar una medida puede implicar contagios o hasta muertes), muy por el contrario, los errores astrofísicos muchas veces encierran realidades asombrosas.

Por lo tanto, antes de ser implacables jueces de los errores de la ciencia, antes de juzgar y descalificar a los científicos, reconozcamos que la ciencia no es divina o sagrada, los científicos son humanos como nosotros, pero a diferencia de la mayoría de los que nos equivocamos:

LA CIENCIA SE EQUIVOCA, SE CORRIGE Y SIGUE ADELANTE.



Escrito por

Herless Alvarez Bazán

Trabajador textual por pago o por placer, sobre temas de ciencia, ecología, sociedad y cultura. Runner de caminos nuevos o no transitados.


Publicado en

ConCIENCIA

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