UN NUEVO DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Peruanas que iniciaron el camino de la lucha por participación femenina en la vida profesional
A inicios del siglo XX, tiempos en que el estudio, la vida académica y profesional estaban prohibidos para las mujeres, a pesar de ello, ellas supieron abrirse paso en campos supuestamente solo para hombres. A la fecha, si bien existen muchos avances y conquistas al respecto, en pleno siglo XXI, con todo el desarrollo y conocimiento que tenemos, aún se puede escuchar posiciones en contra de organizaciones civiles, religiosas y políticas como el caso de una candidata a la vicepresidencia de la República que señaló que lo más importante en una mujer “es ser madre, no profesional, no ganar plata y lavar platos, en caso contrario se convierte en una abuela terrorista”.
El camino de las mujeres en el mundo y en particular en el Perú presentó y sigue presentando obstáculos, sin embargo, en distintos campos de la ciencia, la invención, el derecho, la historia y todos los demás ámbitos del conocimiento y desarrollo profesional ellas no solo salieron adelante, sino que destacaron superlativamente. Por eso, que mejor ocasión como este 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, para recordar y reconocer a peruanas que se rebelaron a su época y gracias a ellas las mujeres de hoy continuaron ese camino y siguen la lucha por el reconocimiento pleno de sus derechos en una sociedad como la peruana, aún conservadora, machista, prejuiciosa e incluso agresiva contra las mujeres.
LA PRIMERA MÉDICA PERUANA
Hoy es común que una mujer decida estudiar medicina (sin embargo, según cifras del Colegio Médico del Perú hasta el 2016, la cantidad de mujeres médicos a nivel nacional aproximadamente es del 30%, es decir, por cada 10 médicos, 7 son hombres y 3 son mujeres), pero en 1894, Laura Esther Rodríguez Dulanto (Supe, Lima 18/10/1872) marcó un antes y después para la medicina peruana. Desde niña fue una mujer de excepcional curiosidad e inteligencia, dotes que sus padres no solo reconocieron, sino que decidieron apoyar para que siga estudios básicos y luego de ello lucharon contra todo y todos para que Laura postulará y sea admitida de manera inédita en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos, tarea nada fácil, porque sus evaluadores se encargaron de exigirle mucho más que a cualquier postulante hombre, a pesar de ello ingresó con las más altas calificaciones para “sorpresa” de sus evaluadores.
Una vez en la facultad de medicina, según lo consigna Maritza Villavicencio, en su libro “Poder Femenino, 5000 años de historia en el Perú”, Laura Rodríguez sufrió todo tipo de agravios por ser mujer. “En los bolsillos de su mandil le colocaban testículos, y durante toda su formación académica sus compañeros se encargaron de tejer todo tipo de leyendas y comentarios nefastos sobre su vida personal. Una vez graduada, solo pudo trabajar en el Liceo Fanning porque en ningún otro sitio quisieron tomar sus servicios profesionales por el único hecho de ser una médica”. Sin embargo, Laura no se amilanó, por el contrario, siguió luchando y terminó dedicándose a la ginecología (primera ginecóloga del Perú) donde hizo grandes aportes en investigación y tratamientos. Si bien murió joven, a los 46 años, antes pudo organizar una escuela de enfermeras para interesar a más mujeres por las ciencias de la salud en una época en que ellas solo ocupaban puestos menores como “trabajadoras sanitarias”.
LA PRIMERA PERUANA ESTUDIANTE DE DERECHO
Trinidad Enríquez, cusqueña, también venciendo no pocas dificultades y resistencias logró no solo aprobar los difíciles exámenes de sus evaluadores (más que los usuales exámenes de admisión) sino que obtuvo la más alta calificación. Por lo tanto, el 23 de junio de 1875 se convirtió en la primera mujer en ingresar no solo a la facultad de derecho, sino en ser la primera estudiante universitaria de la historia en el Perú.
Trinidad fue una mujer excepcional mucho antes de su ingreso a la universidad; tan solo con 11 años ya enseñaba el curso de geografía a otras niñas menores que ella; en 1870 funda el Colegio Superior para mujeres que contaba con un plan de estudios nunca visto en el Perú: asignaturas como Lectura Analítica, Aritmética Razonada, Historia Universal, entre otros. Tal formación educativa de mujeres con pensamiento crítico, analíticas, despertó numerosos y encendidos cuestionamientos de orden religioso, político y ciudadano que terminaron en 1873 cerrando el colegio. A pesar de esta injusticia y arbitrariedad, Trinidad no se sintió para nada derrotada y fue por más, solicitó su ingreso a la universidad para estudiar derecho nada menos que ante el mismo Presidente de la República, Manuel Prado. Es así que en 1874 el Ministerio de Instrucción emitió una resolución suprema en la que autorizaba a Trinidad a rendir exámenes de ingreso en cualquier universidad del país.
Cuatro años más tarde, en 1878 se graduó de bachiller en jurisprudencia, pero no pudo optar su título de abogada y ejercer la profesión por otro obstáculo de la época, las mujeres estaban prohibidas de certificación profesional. Inició una pelea ante el Congreso de la República y el Poder Judicial, pero lamentablemente la guerra con Chile impidió que lo lograra. No pudo ejercer como abogada, pero Trinidad volcó todo su energía y conocimiento para fundar una escuela nocturna para obreros en Cusco y con una variada y valiosa biblioteca. También fundó la Sociedad de Artesanos del Cusco, y en 1884 puso en circulación el periódico “La voz del Perú”. Lamentablemente, murió apenas a los 46 años, pero dejó un legado ampliamente excepcional.
LA PRIMERA PATENTE DEL PERÚ FUE INSCRITA POR UNA MUJER
La ciencia y la invención fueron campos “dominados” por hombres en el mundo y en el país, sin embargo, pocos saben que fue una mujer la que presentó y obtuvo la primera patente en el Perú republicano. A pesar de no existir mucha información al respecto, se tiene constancia registrada de que en 1837 el Congreso de la República concedía oficialmente la primera patente de un invento en el Perú a doña Carmen Noriega. No se sabe exactamente su nacionalidad, su edad u ocupación, lo único que se sabe es que esa fecha, ella presentó ante el Legislativo, encargada de otorgar patentes, una máquina de su invención: la moledora de cacao.
El cacao, si bien tiene un origen milenario de América, fueron los europeos que se encargaron de convertirlo en chocolate. En el siglo XVII ya era una sensación en Europa (y su preparación todo un secreto guardado por monjes de monasterio). En el siglo XIX el chocolate empieza a proyectarse en una potencial y gran industria, pero la molienda del cacao de manera manual y muy artesanal se presentaba como un gran obstáculo. En ese contexto es que surge Carmen Noriega, que, con su invento, una máquina que revolucionó los procesos de molienda y dejó libere el camino para la industria mundial del chocolate.
Es por ello que el Congreso de la República “por su ingenio original y ventajoso para la economía de brazos que representaba” decidió otorgar una patente a Carmen por un periodo de 10 años garantizándole la protección legal de que no podía crearse una máquina con un mecanismo similar sin reconocerle los respectivos derechos.
Esfuerzos y peleas para superar numerosos y tremendos obstáculos en el Perú, de mujeres como Laura Rodríguez y Trinidad Enríquez por el que se les reconozca sus derechos a desarrollarse como profesionales fueron decisivos para que el 7 de noviembre de 1908, el gobierno de Augusto Leguía promulgue la Ley N.º 801, que por fin admitía el ingreso de mujeres a las universidades peruanas sin restricción alguna.
El enigmático caso de Carmen Noriega, sin responder a ninguna consigna de derechos de la mujer, de manera espontánea abrió también el campo de mujeres inventoras en el Perú, que, si bien en los últimos años es notorio su incremento, aún muestra indicadores bajos de participación femenina. Según INDECOPI, en el 202 de 190 patentes presentadas, solo el 36% correspondieron a mujeres. De otro lado, también el año pasado, 28 de nuestras inventoras recibieron las medallas KIWIE en una sala de exposición en Corea del Sur, una de las mecas de la invención a nivel mundial.
EN UN NUEVO DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, MÁS QUE CELEBRAR, AÚN FALTA MUCHO POR PELEAR Y LOGRAR. QUE NADIE NI NADA DETENGA A NUESTRAS MUJERES, NINGÚN OBSTÁCULO POR MÁS GRANDE QUE SEA.