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EN EL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE 2020: EL CORONAVIRUS PARÓ AL MUNDO, PERO NO DETUVO AL CAMBIO CLIMÁTICO

Publicado: 2020-06-06

Cielos despejados, océanos pletóricos de azul y fauna marina, aves, animales de los bosques y el campo “invadiendo” las ciudades, vistas de ensueño de la naturaleza solo imaginadas en un pasado lejano o hasta ahora imposible, fueron algunas de las consecuencias positivas atribuidas luego de las primeras semanas de cuarentena a nivel mundial como medida drástica frente a la pandemia del COVID -19.

“La naturaleza ha vuelto”, “La naturaleza descansa”, “La naturaleza se recupera”, entre otras frases empezaron a viralizarse en las redes sociales como hashtags. Sin embargo, al paso de semanas y meses de confinamiento, la pandemia si bien paralizó al mundo, no frenó los efectos nocivos de la humanidad en el medio ambiente como son la acumulación de guantes de látex y mascarillas descartables en el mar, tala ilegal e incendios en los bosques de la Amazonía y sobre todo, no pudo frenar al cambio climático.

La  Coronobasura, desechos de plástico, mascarillas y guantes de látex que deja esta pandemia en el mar.

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Y es que a pesar de la disminución de las emisiones por la inactividad industrial y del transporte motorizado a combustible, por la disrupción de la pandemia, las concentraciones de dióxido de carbono alcanzaron un nivel nunca visto para la temporada en mayo, que a su vez fue el más cálido de la historia, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El cambio climático la otra gran e imparable pandemia.

De acuerdo a datos del Servicio de Cambio Climático Copérnico en Europa, este mes de mayo fue un 0,63 grados centígrados más cálido que el promedio de mayo de 1981-2010. Las mayores temperaturas por encima del promedio se registraron en lugares como Siberia, donde llegaron hasta 10 °C más altas provocando el deshielo temprano e incremento del caudal de los ríos Ob y Yenisei.

Situación similar se presentó en puntos del planeta como el oeste de Alaska, en los Andes de Chile y Argentina, y sobre las regiones de la Antártida occidental y oriental. También hubo una temperatura mucho más alta que el promedio en el oeste de América del Norte, el extremo norte y sur de América del Sur, África central y sudoccidental y el sudeste asiático. Y en contraste, hubo temperaturas muy inferiores al promedio en la mayor parte del centro y este de Canadá, en el este de Estados Unidos, el sur de Brasil, y partes del sur de Asia y Australia.

La cuarentena mundial de Coronavirus tampoco pudo con el Dióxido de Carbono (CO2)

Mientras en las redes sociales la gente discutía sobre si el uso de las mascarillas auto-envenenan con el CO2 exhalado, según lo afirmaba una de las tantas noticias falsas en internet, lo sucedido en la estación de observación Mauna Loa en Hawái realmente sí es serio y preocupante: las concentraciones de dióxido de carbono medidas alcanzaron un pico estacional de 417,1 partes por millón en mayo pasado, la lectura mensual más alta jamás registrada, según los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOA por sus siglas en inglés).

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Según la NOA lo que llama notoriamente la atención es que las concentraciones de CO2 están sujetas a fluctuaciones estacionales y regionales. El máximo estacional generalmente ocurre temprano en la primavera del hemisferio norte antes de que el crecimiento de la vegetación absorba CO2 de la atmósfera. Los niveles de dióxido de carbono son más bajos para el resto del año.

"La gente se sorprenderá al escuchar que la respuesta al brote de coronavirus no ha hecho mucho para influir en los niveles de CO2. Pero la acumulación de dióxido de carbono es un poco como la basura en un vertedero: a medida que seguimos emitiendo, se sigue acumulando. La crisis ha ralentizado las emisiones, pero no lo suficiente como para aparecer perceptiblemente en Mauna Loa. Lo que importará mucho más es la trayectoria que tomamos al salir de esta situación ", afirmó el geoquímico Ralph Keeling en una consulta hecha por el diario español La Vanguardia.

“…la acumulación de dióxido de carbono es un poco como la basura en un vertedero: a medida que seguimos emitiendo, se sigue acumulando.” Ralph Keeling.

De otro lado, Pieter Tans, científico principal del Laboratorio de Monitoreo Global en Hawái explicó por qué el progreso en la reducción de emisiones aún no es visible en el registro de CO2 de la siguiente manera:

“Continuamos comprometiendo a nuestro planeta, durante siglos o más, con más calentamiento global, aumento del nivel del mar y eventos climáticos extremos cada año. Si los humanos dejaran de emitir CO2 repentinamente, nuestras emisiones tardarían miles de años en absorberse en el océano profundo y el CO2 atmosférico para volver a los niveles preindustriales”.

El retorno a la naturaleza pos pandemia: ¿UNA OPORTUNIDAD MÁS?

A nivel mundial se repite por todos como un mantra (gobiernos, prensa y la gente) que luego de la pandemia, las cosas no volverán a ser iguales o en todo caso pasaremos a una “nueva” normalidad de actividades sociales, productivas y humanas en general, marcadas como nunca por hábitos de higiene, seguridad y protección personal y colectiva. Sin embargo, esto no será suficiente, puesto que no hay salud, ni vida, sin el cuidado, la sostenibilidad y sustentabilidad del medio ambiente.

Por lo tanto es crucial hacer hincapié también en: “El momento de la naturaleza” remarcando la relación trascendental entre la salud humana y el planeta, llamando a alterar radicalmente nuestra relación con la naturaleza.

Los más representativos líderes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), así como científicos y académicos han señalado que es necesario aprovechar la coyuntura de la actual pandemia para recuperar la economía de una manera más verde que ofrezca un mejor futuro para las personas y el planeta. Sin embargo habrá que esperar que esa declaración no se quede en discurso (uno de los tantos más) si es que los organismos internacionales, los gobiernos, los políticos y los empresarios no cambian también. Pero, ¿cómo? “Entendiendo que la desaceleración industrial y económica del COVID- 19 no es un sustituto de una acción climática sostenida y coordinada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, señala Petteri Taalas secretario general de la OMM.

Para Taalas, los gobiernos van a invertir en la recuperación socioeconómica de cada uno de sus países, y por lo tanto existe la oportunidad de abordar el clima como parte del programa de recuperación y optimistamente señala: “Hay una oportunidad para comenzar a doblar la curva en los próximos cinco años”.

En esa misma dirección el titular de las Naciones Unidas, António Guterres, la naturaleza nos está enviando un mensaje claro: “es necesario que toda la comunidad mundial cambie de rumbo, repensando lo que se compra y utiliza, adoptando hábitos y modelos agrícolas y empresariales sostenibles y salvaguardando las especies naturales y la fauna y flora silvestres que aún quedan”.

El retorno a la naturaleza pos pandemia: ¿UNA AMENAZA?

Sin embargo, pos pandemia, más allá de los discursos, las declaraciones, los buenos deseos; los antecedentes como terremotos, inundaciones, huaycos, friajes, sequías, entre muchos otros mensajes de la naturaleza, demuestran que hasta ahora como humanidad no aprendimos la lección. Y eso preocupa, sobre todo en países como el Perú, donde en plena epidemia y tras casi 100 días de confinamiento no solo el Coronavirus, sino también la pobreza y la informalidad han empezado a rebasar las buenas intenciones, medidas y acciones.

Cuando se levante la cuarentena lo más probable es que la economía vuelva y con más intensidad que antes, entendible por los altos niveles de desempleo y pobreza que nos viene dejando el Coronavirus. Y bajo esta justificación (así se ha hecho antes) con seguridad se flexibilizarán regulaciones y normatividad ambiental bajo el falso dilema de desarrollo o medio ambiente.

Invasiones en ecosistema de Lomas costeras de Lima.
Foto: Agencia Andina

De otro lado, nuestros sitios naturales y ecosistemas no solo los que cuentan con protección legal, sobre todo los que están desprotegidos (la mayoría) antes de la pandemia, ya estaban sujetos a un gran número de invasiones y tráfico de tierras (el caso de los ecosistemas de Lomas Costeras); deforestados e incendiados impunemente (nuestros bosques); destruidos por la minería ilegal (la Amazonía), entre algunos de los tantos casos de irracionalidad contra la naturaleza, nos dejan más dudas que certezas y una gran preocupación que linda con el pesimismo de que el regreso a la naturaleza será peor que antes.

En conclusión, la industria, la minería, la producción de hidrocarburos, gas natural, la pesca, el turismo y demás actividades productivas no pueden volver a lo mismo en la pos pandemia. Y si los intereses y el poder económico de siempre a través de los gobiernos, las empresas y los políticos corruptos no hacen nada por un futuro verde y resiliente que ponga a la naturaleza en el lugar que le corresponde: en el centro de nuestras decisiones, nos toca a los ciudadanos exigir y luchar por conseguirlo. Por eso, en este nuevo Día Mundial del Medio Ambiente, NADA QUE CELEBRAR, MUCHO POR QUE SEGUIR LUCHANDO.



Escrito por

Herless Alvarez Bazán

Trabajador textual por pago o por placer, sobre temas de ciencia, ecología, sociedad y cultura. Runner de caminos nuevos o no transitados.


Publicado en

ConCIENCIA

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