La pandemia que estamos viviendo, así como nos ha mostrado una cara o comportamiento negativo de la humanidad también ha servido para demostrar que se pueden hacer cosas efectivas y maravillosas, como la construcción de un hospital en 10 días en China, noticia que ha dado la vuelta al mundo. 

En otro extremo de la realidad, en el Perú, hace unos días en medio de un complicado combate contra el Coronavirus, plagado de carencias y dificultades sociales, económicas, técnicas, de infraestructura, se pudo hacer un colegio virtual en menos de dos semanas.

El 6 de marzo el presidente Vizcarra anuncia oficialmente el registro del primer caso de contagio del COVID – 19 en el Perú, 10 días después y con 86 casos, el mandatario comunica al país el establecimiento de la cuarentena a nivel nacional y con ello la respectiva paralización de actividades y sectores económicos y productivos clave. 

En esa fecha todo estaba listo para el inicio de un nuevo año escolar. Inauguración de colegios, docentes, alumnos y más de 50 mil establecimientos educativos a nivel nacional se vieron obligados a frenarlo todo. “Seguro que las clases se postergarán por unos días o una semana” es lo que muchos pensaron.

Días después y con un evidente incremento de nuevos casos de contagios, en un nuevo anuncio, el presidente Vizcarra dispone que las clases en todos los niveles de educación del país quedan suspendidas. De inmediato, el ministro de Educación reunido de emergencia con sus expertos y técnicos decide plantear un sistema de educación totalmente a distancia. ¿Cómo? ¿En qué tiempo? fueron solo algunas de las interrogantes resultado de una comprensible incertidumbre. El ministro con firmeza responde a su equipo “lo vamos a hacer”.

Ese mismo día se pone a andar todo un ejército de gente (educadores, psicólogos, sociólogos, profesionales de la programación, telecomunicación y periodistas) quienes fueron encargados de diseñar, implementar, producir y emitir en 12 días (lo que según expertos toma en condiciones “normales” entre 3 y 6 meses) el programa de educación a distancia "Aprendiendo en casa" a través de la televisión, radio e internet con el objetivo de llegar a todos los hogares de costa, sierra y selva del país. “Estamos en cuarentena pero la educación no” fue la consigna.

La creación de una página web con capacidad de soportar 2 millones de conexiones de alumnos y profesores en simultáneo sin que colapse no fue el único dolor de cabeza. Impartir clases por radio y televisión exigió elaborar contenidos no solo en español, sino en 9 lenguas originarias (quechua, aymara, shipibo, ashaninka, awajun); otro problema fue echar mano de un buen grupo de técnicos para la producción, bajo medidas de extrema seguridad y salubridad en medio de la cuarentena. Y finalmente, periodistas, comunicadores para redactar los contenidos de la página web y los guiones de cientos de horas a emitirse los primeros días de clases a distancia. Toda una tarea titánica y maratónica.

El personal del Ministerio de Educación no fue suficiente, se requirió más cabezas y manos. Es así que un grupo de periodistas y comunicadores nos sumamos voluntariamente a la tarea de escribir por más de 12 horas y en 12 días en total aislamiento, los textos que se necesitaban para el arranque del Programa "Aprendiendo en casa" en condiciones de absoluta urgencia.

La experiencia fue una locura, los textos apenas se terminaban e inmediatamente se enviaban electrónicamente a otro batallón de profesionales quienes revisaban y adaptaban el lenguaje para cada formato (web, televisión, radio). La misma vorágine se dio con la producción y todas sus etapas de grabación, edición y post producción.

El pasado 6 de abril, estudiantes de más de 50 mil centros educativos en todo el Perú pudieron iniciar por fin su año escolar de manera segura, desde sus casas. Se logró el objetivo, y así como en lo malo hay graves daños y efectos colaterales, en lo bueno también hay impactos y consecuencias muy favorables.

La televisión estatal TV Perú por primera vez en su historia rebasó dos y hasta tres veces el “rating” o audiencia televisiva de las emisoras privadas (por fin se demostró que la televisión también puede educar y no solo informar y entretener; que no es cierto esa verdad inmutable de “hay que darle al televidente lo que él quiere”). Por cierto, los canales de televisión además de la cobertura informativa de la pandemia no dejaron de producir sus programas de espectáculos o entretenimiento. Durante el anuncio y la emisión del programa "Aprendiendo en casa", las emisoras televisivas privadas tampoco manifestaron su apoyo para ceder su señal de transmisión, días después ofrecieron solo una hora diaria, para terminar comprometiéndose en ceder unas horas más.

La página web recibió y pudo soportar a casi 2 millones de alumnos y sus profesores sin mayores problemas. Y la radio, no solo estatal sino también privada, hizo posible que el programa llegue a lugares remotos del país donde otro medio no llega por más tecnología moderna que tenga. “La radio está más cerca de la gente” antiguo eslogan volvió a ser vigente.

A manera de conclusión, en estos tiempos donde cualquiera puede escribir y difundir en las redes sociales pesimismo, frustración e incluso expresar sus odios; así como también los medios de comunicación y periodistas en muchos casos no están a la altura de lo que exige esta pandemia ofreciendo contenidos impertinentes, de poca calidad y sensacionalistas; la experiencia de quedarme en casa (que para muchos es sinónimo de no hacer nada) me dio la oportunidad de sumarme en esta cuarentena como profesional y sobre todo ser humano, y poder felizmente comprobar lo que decía Flaubert: “Ya dije mucho y varias veces que escribir es un acto de amor”, y eso es lo que nos exige la situación actual, acción y amor.

Mayor información:

Programa "Aprendo en casa" TV Perú

El colegio virtual construido en 12 días para niños en cuarentena