El III Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe (CAPLAC) se llevó a cabo el pasado octubre en la ciudad de Lima. Fue una gran oportunidad para el Perú y otros 51 países de la Región de conocer y compartir experiencias, así como lecciones aprendidas en la gestión de las áreas protegidas.
El programa de cuatro días tuvo la tarea titánica de realizar más de 700 actividades entre sesiones, exposiciones, exhibiciones gráficas, de videos, musicales, artísticas, incluidos rituales espirituales a cargo de representantes de pueblos indígenas amazónicos. Entre los usuales temas tratados estuvieron las áreas naturales protegidas, la conservación, la biodiversidad, el desarrollo sostenible, la gestión, cambio climático, se abordaron otros tópicos como paisaje, territorio, pueblos indígenas, mujeres, ordenamiento territorial, participación, cogestión, gobernanza, financiamiento.
En medio de esta vorágine de temas, si bien las certezas expuestas fueron muchas (presentación de metodologías, propuestas de modelos, investigaciones científicas y aplicadas, experiencias o casos exitosos) quedaron interrogantes que no se respondieron de manera suficiente y satisfactoria, sobre todo las referidas a ¿cómo lograr una gestión efectiva de las áreas protegidas actuales y las nuevas por crear?, ¿cómo asegurar la sostenibilidad financiera?, ¿cómo involucrar no solo a los gobiernos centrales, sino subnacionales, locales, población, sectores productivos en la conservación de la naturaleza?
Proteger y conservar más allá del gobierno central y sus áreas naturales protegidas
Desde hace casi tres años (1 de diciembre del 2016) la Cooperación Alemana al Desarrollo, por medio de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH, en asociación con las organizaciones no gubernamentales ICLEI – Gobiernos Locales por la Sustentabilidad y Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y teniendo como contrapartes a los ministerios de Medio Ambiente de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú decidieron impulsar y llevar a cabo el Proyecto “Áreas Protegidas Locales”. El proyecto tiene el apoyo del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU por sus siglas en alemán) de Alemania en el ámbito de la Iniciativa Internacional del Clima (IKI por sus siglas en alemán).
Los cuatro países integrantes del mencionado proyecto tienen en común que cuentan con una gran y representativa biodiversidad a nivel mundial, expresaron su voluntad política de preservar y conservar esa riqueza natural de la humanidad ratificando la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Si bien en la actualidad Brasil, Colombia, Ecuador y Perú tienen entre 10% y 25% de sus territorios bajo alguna figura legal de protección, lo cual representa un significativo sistema integral de protección de la naturaleza, en términos reales y prácticos esto no es suficiente. A nivel mundial, regional y nacional el ritmo de deforestación no solo por tala ilegal e irracional, sino con la finalidad de ampliar la frontera agrícola para actividades ganaderas, extractivas como la minería, petróleo, gas natural, la explosión urbana, avanzan más rápido que los esfuerzos de conservación.
“Como parte de un sistema integral ya existente, las áreas protegidas y otras medidas de conservación en el ámbito de gobiernos locales pueden contribuir a la conectividad y protección sostenible de los hábitats naturales” señala Jens Brüggemann, director del proyecto en la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH.
De acuerdo a lo que menciona Brüggemann, en los cuatro países del Proyecto si bien ya existen medidas de conservación que se basan en la creación de áreas a cargo de gobiernos locales, el estatus legal de esas áreas protegidas no es estándar. Por ejemplo, en Brasil y Ecuador sí se reconocen las áreas protegidas establecidas y gestionadas por los municipios, pero en el caso de Perú y Colombia aún no.
Las Áreas Protegidas Locales
El hecho de que las áreas protegidas locales no estén incorporadas en el Sistema Nacional de ANP determina entre otras cosas que los aportes de las ciudades y las comunidades a la protección de la biodiversidad no se visibilicen. No hay estadísticas exactas de cuántas áreas protegidas locales existen en el Perú y demás países de la región y por lo tanto no se puede saber la situación en que se encuentran y el impacto que generan.
“Las ANP y sobre todo las grandes como los parques nacionales (por ejemplo el Manu en Perú, Foz de Iguazú, en Brasil, Argentina y Paraguay) son las estrellas del sistema, se pone mucha atención en ellos, se destina importantes recursos económicos para la investigación, apoyo en infraestructura, logística, administración y gestión, y eso está bien, pero en el lado extremo existen también numerosas áreas protegidas locales establecidas y por establecer muy desatendidas, como si fueran las hermanas pobres del sistema de ANP” expresó uno de los participantes en el CAPLAC III realizado en Lima.
A esta situación descrita se suma la falta de comprensión y conocimiento sobre lo importancia que tienen las áreas protegidas locales para el desarrollo sostenible de sus territorios. Estos sitios debidamente y efectivamente gestionados por los gobiernos locales, la población organizada, otros socios y actores tanto públicos como privados, pueden representar la provisión de importantes servicios que ecosistemas marinos, lomas, humedales, bosques, montañas, entre otros, como fuentes de agua para la agricultura y el abastecimiento de las ciudades, la recreación y la sensibilización ambiental local mediante el ecoturismo, la protección de desastres relacionados con el cambio climático, solo por citar algunos ejemplos.
Cuando lo pequeño no solo es hermoso, si no puede ser también poderoso.
Partiendo de la premisa de que los gobiernos locales representan una oportunidad para conservar la biodiversidad por medio de una gestión efectiva y equitativa de áreas protegidas y de otras medidas de conservación basadas en áreas, el Proyecto “Áreas Protegidas Locales” orientó sus acciones en Brasil, Colombia Ecuador y Perú hacia fortalecer capacidades y gobernanza a nivel local, el reconocimiento de las áreas en los marcos legales o institucionales a nivel nacional en cada uno de los países de la Región involucrados y sobre todo, la divulgación de lo que son las áreas protegidas y otras medidas de conservación a nivel local, los beneficios que brindan y los desafíos a abordar a nivel local, subnacional, nacional e internacional.
“El tercer Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe fue un hito para el Proyecto, tanto por el apoyo a la organización como en la participación activa y clave a través de los integrantes de nuestros equipos de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, así como de nuestros socios UICN e ICLEI que enriqueció el evento a través de exposiciones, intercambio de ideas, presentación de casos y experiencias que se logró finalmente plasmar en la declaración de los gobiernos locales que se leyó en la sesión de clausura” señaló Jens Brüggemann.
Luego del Congreso, los equipos de cada uno de los países del proyecto regional viajaron a Piura para realizar una visita y sostener una reunión regional de avances del proyecto para conocer la experiencia del Sistema Regional de Conservación de Áreas Naturales (SRCAN). La elección del lugar no pudo ser mejor puesto que Piura es una región de vanguardia ambiental en el Perú que a la fecha cuenta con 25 áreas de conservación, no solo correspondientes al sistema de áreas naturales a escala nacional y regional, sino que 4 de ellas son ACA (Áreas de Conservación Ambiental) que corresponden al nivel local.
Los representantes del gobierno regional piurano anfitriones de la visita y que estuvieron también como expositores en el III CAPLAC, acompañados de alcaldes y funcionarios municipales, con mucha claridad y solvencia dieron alcances sobre los avances de la conservación de la biodiversidad en las áreas protegidas de Piura.
Piura en el año 2008 creó su “Sistema Regional de Conservación de Áreas Naturales” que tuvo como aspecto clave un equipo técnico y profesional multidisciplinario local constituido en la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente que fue el encargado de formular y sustentar ante el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el Proyecto de Inversión Pública (PIP) “Fortalecimiento de Capacidades para la Gestión del Sistema Regional de Conservación de Áreas Naturales”. Con la aprobación del proyecto y los recursos económicos en mano, implementaron en Piura una experiencia excepcional de elaborar expedientes técnicos para el posterior establecimiento de espacios de protección de la biodiversidad piurana pero sobre todo la gestión de los mismos.
Los expedientes de propuestas de áreas protegidas en Piura no solo se elaboran técnicamente, sino que se soportan en un trabajo previo de implementación de estrategias de comunicación y sensibilización con la población local y demás actores o grupos de interés público y privados, sumados a un Programa de Capacitación a funcionarios municipales en materia de conservación y gestión de la conservación en áreas protegidas regionales y locales.
Para muestra tenemos los “Humedales de San Pedro de Vice”, provincia de Sechura declarado Sitio RAMSAR y el “Bosque Seco de Piedra del Toro, La Unión y San Luis” en el distrito y provincia de Morropón, en ambos sitios se albergan numerosos valores ecosistémicos (aves, humedales, mar, manglar, bosques, agua) y gracias al enfoque de áreas protegidas y otras medidas de conservación locales, los gobiernos y las comunidades locales tienen una gran oportunidad de aprovechar sus recursos en forma sostenible.
En estos tiempos de catástrofes ambientales a escala global como los últimos incendios forestales de nuestra Amazonía, las áreas protegidas y otras medidas de conservación a nivel local nos dan una esperanza de que lo pequeño siempre es hermoso y puede ser también poderoso.